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La estrategia de Leonel


Por: Daygorod Fabián

Con el pasar de los días se ha difuminado el pensamiento y accionar del tres (3) veces presidente de la República Dr. Leonel Fernández. En el año dos mil quince (2015) hizo público su parecer con relación a la reforma constitucional – que tenía por finalidad habilitar al presidente Medina para otro periodo consecutivo en el poder – y externó su menoscabo. Un día después apoyó la reforma a cambio de una serie de puntos que hasta la fecha no han sido cumplidos.

Un día antes de reunirse con el Comité Central presentó ante el país su acostumbrada columna “Observatorio Global” donde nos refiero lo ya consabido por todos: su oposición a las primarias de tipo abierto y reiteración de lo inconstitucional, según dijo él (Leonel) de las mismas. Un día después él mismo presentó ante los miembros del organismo morado tres puntos sobre los que giraría la aclamación de los presentes.

De forma automática intenté descifrar el juego de poder que se vislumbra desde la minoría que navega el Dr. Fernández. Muchos ven que él mismo acudió a la confección del cadalso y epitafio de su derrota. Otros (como yo) lo analizan desde una óptica un tanto diferente. Actualmente no se usan factores morales para la obtención del poder. Las adhesiones de seguidores tienen como elemento vinculante el factor económico. Por ende, todo lo que se desmenuce debe ser visto desde la visión del poder, sin importar los medios para obtenerlo.

Fernández me hizo recordar al pueblo de Melos, uno de los más pragmáticos de la historia. Atenas y Melos guerrearon en cierto momento de su trayectoria. Melos eran más débil, pero de orgullo gigantesco. Cuando fue invadido se disertaban ideas sobre la resistencia y el sentido de pelear, aunque se supiera que se iba a perder.  Atenas le aconsejaba que el honor suele conducir al fracaso cuando se enfrentan un enemigo o peligro que afectaría el orgullo. No se pensaría de forma clara y adecuada.

Igualmente, se le presentó la opción, al pueblo de Melos, de ceder ante Atenas. No existe nada de deshonra en ceder, ante un enemigo que puede aplastarte, se le esgrimió el argumento a Melos. Al final aceptó la idea. Creo que Fernández aprendió que la debilidad no es un pecado, y más cuando se maneja de forma adecuada.

En el fondo dar la impresión de rendición (como me parece ha hecho Fernández) lleva consigo la idea de adormecer y hacer sentir seguro al enemigo. Es posible que Medina baje la guardia bajo el alegato de que aplastó a Leonel en el Comité Central, bajo la tesis de unidad partidaria.

En verdad solo se está ganando tiempo para recomponer fuerzas, me parece, y boicotear la finalidad principal del adversario, en este caso Medina. El propósito de Fernández es volver al poder, un asunto de ego, y para ello debe de desplazar a Medina (si es que llega a hacerlo).


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