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La estrategia ahora no es vencer a Leonel, es achicar el impacto de su victoria


Danilo no tenía ´Plan B´ elaborado. Una estrategia absoluta, giraba alrededor de él políticamente: modificar la Constitución, consagrar la re-reelección, hacerse candidato oficial del PLD y continuar en la presidencia.

Sin embargo, le sorprenden los hechos. Iniciando por la férrea y ascendente resistencia en la sociedad, opuesta a la modificación de la Constitución, lucha esta iniciada y liderada precisamente por el presidente del PLD, Leonel Fernández Reyna, cuya firmeza desconcertó a los estregas de gobierno.

Así pues, al equipo reeleccionista le sorprende la derrota y cae al vacío, sin estrategias ni salidas claras, pues solo se apostó a que el presidente sería de nuevo el candidato ganador.

La perturbación es escenario ideal para la irrupción de la improvisación, como al efecto aparece, según muestran casos como: la llamada a Palacio de los precandidatos afines al presidente, un día después del discurso de Danilo el 22 de julio; salida a vapor de la precandidatura de Gonzalo Castillo; conflictos y discordia entre los precandidatos, con renuncia de par de ellos, por los privilegios y desigualdades a favor del recién postulado, a quien veían como improvisado, sin mística ni discurso, aunque con mucho dinero y poder; Ministerio de Obras Publicas “sin” ministro al día de hoy, muy contrario a la velocidad de nombramientos de otros ministros por renuncias de precandidatos, entre otras repentizaciones.

El grupo reeleccionista inicia su decadencia el mismo día del discurso en que el presidente Danilo Medina anunció que no buscaría la repostulación.

Ese mismo día entró Leonel Fernández por sus anchas en la ruta hacia la candidatura oficial del PLD, una figura de tanta connotación política que no necesita promoverse electoralmente en el país, y que, pese a lo cual, sigue moviéndose por todo el territorio nacional, concitando simpatías y concentrando miles de activistas y seguidores en las provincias que visita. Situación que pone en desventaja objetiva al precandidato señalado, el denominado “delfín”.

Todas las encuestas sitúan a Leonel victorioso por mucho en las primarias del PLD. Igualmente, todas confieren niveles bajos de simpatías a los precandidatos PLD que le adversan, incluido Gonzalo Castillo.

En el tiempo que resta para el 6 de octubre, conforme los parámetros mundiales al respecto, es políticamente imposible que el delfín señalado pueda remontar y alcanzar o superar los niveles porcentuales que hoy adornan la precandidatura de Leonel Fernández; menos probable aún con el fraccionamiento sufrido en el bloque de los precandidatos. Finalmente 4, de 7, suscriben la nominación de Gonzalo.

La quiebra de la unidad de este grupo, en el tramo final del proceso eleccionario interno, es también un significativo fracaso político para el denominado danilismo, resultado del invento de última hora que enviaba (pretendidamente) a jubilación a políticos de larga data como Reinaldo Pared y Carlos Amarante.

La coyuntura política nacional y la correlación de fuerzas en el PLD comenzaron a cambiar a partir del citado discurso, con un Danilo Medina que camina irremediablemente hacia la conclusión de su gestión gubernativa, hacia su condición de expresidente, con el lastre psico-político que esto supone a lo interno del PLD y de la sociedad en general. Peor aún, el horizonte político y capacidad de maniobra de Danilo se ven disminuidos, dadas las razones legales que le atan.

Al danilismo le urge un triunfo político-moral

Para mantener vigencia política y coherenciada su corriente, necesita Danilo mirar estratégicamente hacia dentro, tras la hegemonía y control del PLD.

Hoy en día, Danilo y gran parte de sus seguidores están conscientes de que Leonel será el candidato que finalmente se escogerá en las primarias del partido.

La estrategia consiste, entonces, no ya en impedir el triunfo de Leonel, sino en evitar que gane con alto porcentaje de votación, por cuanto significaría no solo fuerte legitimidad en su elección, sino, además, la vigorización de Leonel Fernández como líder del PLD y único líder político de la Republica Dominicana.

La lógica de este objetivo consiste en que Leonel gane con la más baja proporción de votos, porque de ocurrir lo contrario, es decir, un 70-30 o un 80-20 a favor de Fernández, sería una sensible derrota no para Gonzalo Castillo, sino contra la estabilidad de la influencia de Danilo en el PLD, quien caería en descenso político, poniendo en serio peligro las metas de futuro de ese grupo. Se comprometería su capacidad para negociar políticamente en el partido y se desvanecería su objetivo de controlar plenamente al PLD y volver al poder a posteriori.

Bajar la legitimidad del triunfo de Leonel y disminuir la estatura de su liderazgo, es, por tanto, la meta más cercana y única de ese grupo, y eso solo puede lograrse reduciendo la votación de Leonel en las primarias, toda vez que se fracasó con los intentos de descrédito y descalificación en el pasado cercano. Como también fracasó la estrategia de sacar al ruedo 6 precandidatos con la intención de distraer, desgastar y debilitar a Leonel, para luego, a fin de cuentas, renunciar todos e imponerse la candidatura de Palacio. Más, la historia le jugó una tratada inesperada, como ya hemos visto, dejándole sin estrategia alterna.

Restar brillo al triunfo de Leonel

Esta parte se orienta hacia la sociedad, íntimamente asociada a la otra cara, perfilada al interior del partido.

Reducir la legitimidad de Leonel en las primarias, disminuye su potencial en las elecciones del 2020, sin poner en juego su victoria, ya que la derrota del PLD perjudicaría principalmente al grupo de Palacio.

Mermar el peso del liderazgo de Leonel en la sociedad, fortalece la estrategia de perfilar a Danilo como el “hombre fuerte” del PLD, potenciando los espacios políticos con los cuales manejarse frente a Leonel, de cara sus objetivos políticos futuros.

Elevada votación de Leonel en primarias representa además una alta posibilidad de triunfo electoral en primera vuelta en los sufragios de mayo de 2020. El grupo contrario a Leonel insistirá en mostrar como estrella de guerra y señal de liderazgo sólido el logro del 62% de los votos alcanzados por su líder en 2016.

Recuérdese que el 6 de octubre habrá primarias en el PLD y PRM. Mostrarán sus fuerzas reales de votantes y la dimensión de sus líderes. Esta vez, a diferencia del pasado, las primarias serán controladas por la JCE. Se sabrá, por tanto, número exacto de votantes en cada caso, una “información de guerra” en el pasado.

En la del PRM (cerradas), están inscritos unos 1,300,000 votantes. En las del PLD (abiertas) podrían participar cerca de 7,400,000 ciudadanos, con el padrón de la JCE. Suponiendo que por Luis Abinader voten 546,000 ciudadanos, mientras que por Leonel sufraguen 3,626,000, respectivamente, estaríamos ante una diferencia abismal en términos de percepción en la psiquis política de la sociedad dominicana. Podría significar en la mente de la población, quién sería el ganador potencial de las elecciones del 2020.

El impacto neuro-político sería contundente. En la psicología del votante, uno comenzaría chiquito y débil (Abinader). El otro grande y fuerte (Leonel). Realidad que unificaría a casi todo el PLD a partir del 7 de octubre.

Entonces la historia volverá a ser distinta, tanto para Danilo como para Leonel (igualmente para el país), como ya hemos explicado.

 


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