Noticias

Creo, y le tomo la palabra a Luis Abinader


Por: Manuel Quiterio Cedeño

Uno de los temas que siempre recuerdo de las lecciones de historia aprendidas en la escuela y las lecturas, son las páginas dedicadas al Luis XIV, el monarca de Francia apodado el Rey Sol. Grave su vocación para el absolutismo y sobre todo su famosa y repetida frase: El Estado Soy Yo.

Con ella enfrentó a los 17 años, en 1655, al Parlamento al que prácticamente anuló y a la nobleza que redujo y doblegó. Es el mejor ejemplo del absolutismo monárquico. El organizó su reinado a partir de la visión del poder que se resumen en su famosa frase. Luis XVI era el Estado. Así reinó.

En nuestra historia, aún en los breves períodos de ensayos de democracia limitada, hemos soportado dirigiendo al país, presidentes que casi se asemejan a monarcas. Sin llegar al “Estado Imperial” de Krause, tenemos un largo recuento de jefes de Estado que han manejado el poder a su antojo, y suelen antojarse de lo peor. Imponen su voluntad, manipulan el Congreso, el sistema de Justicia y todas las instituciones del Estado.

Es La razón por la cual, del discurso de la semana pasada del Presidente Luis Abinader Corona, que hoy cumple dos meses de ejercicio del poder, no me entusiasmó tanto la marcha atrás con los nuevos impuestos.

Pero si llamó mi atención escuchar a un presidente dominicano, con gran apoyo, ofrecer explicaciones y exponer un pensamiento con el que renuncia y se aleja de la “Presidencia Imperial”, o la concepción monárquica, o la tenebrosa visión que se resume en frase “El Estado Soy Yo”. En mi campo a veces escuche decir: lo que más se parece a Dios es un Presidente. Una manera interesante de definir el poder de los jefes de Estado en nuestro país.

El pasado viernes, escuche un presidente decir que reconoce que se puede equivocar y que si eso ocurre corrige el error; y asumir que como mandatario está obligado a ofrecer explicaciones al pueblo que gobierna. Supongo que él sabe que en estos tiempos, al decirlo asume un compromiso serio, solemne.

Son ideas simples pero sorprendentes en un país en que el Presidente, regularmente controla o compra el Congreso para aprobar lo que se le antoje, incluso cosas tan graves como acomodar la Constitución a su conveniencia. Las frases de Luis Abinader a las que me refiero son las siguientes:

1)”Como saben, siempre estamos atentos a lo que siente y necesita la gente y estamos dispuesto a responder cuando sea necesario y dar las explicaciones que sean oportunas. Reconocemos que hemos debido hablar antes y explicar en detalle a todos ustedes lo que hemos encontrado en el Estado”.

2) “Por escuchar a la ciudadanía y por interés de la Nación fue que nombramos un Ministerio Público independiente que tiene total libertad para investigar y someter a la justicia cualquier expediente que involucre casos de corrupción perpetrados contra el patrimonio público. Se hará justicia, pero reconociendo que la justicia penal tiene un ritmo propio que no puede ser alterado por ninguna influencia externa. No creemos en el circo de la persecución sin fundamento…”

3) “Por escuchar a la ciudadanía” he pedido una “revisión exhaustiva para efectos de suspensión, de todos los contratos que mantiene el Gobierno dominicano con la constructora brasileña Odebrecht. No es posible mantener como contratista del Estado a la compañía responsable del mayor caso de sobornos de la historia del continente y del país”

4) “Por escuchar a la ciudadanía hoy me dirijo a ustedes para informarles sobre el proyecto de ley de Presupuesto para el año 2021. Y quiero hacerlo personalmente, porque ante situaciones difíciles y graves, la ciudadanía debe recibir las explicaciones directamente de sus máximos representantes públicos… Este Presidente escucha; porque nosotros como humanos podemos cometer errores, pero siempre rectificaremos…”. “No voy a tolerar ningún acto de corrupción en mi Gobierno…”

Eso me impresionó de su charla. Creo, y le tomo la palabra.


Botón volver arriba