Por: Alfredo Freites
El pueblo sabe que la modificación constitucional únicamente puede hacerse mediante un acto de corrupción mayor al contratar sicarios-legisladores porque Danilo Medina no cuenta con votos propios en el Congreso. Esa es la verdad.
Lo que está en el tapete es el cumplimiento de la ley.
En medio del acorralamiento que tienen los reeleccionistas quieren imponer temas como el polémico caso del atentado contra David Ortiz o una presunta campaña negativa sobre el turismo. Usan tretas de comunicación manipulando justos reclamos. Emplean luces de artificio, trucos de distracción y contratan bocinas como Jaime Bayly.
Aunque en los casos citados también está el dedo acusador del pueblo contra una mala gestión en seguridad, los dominicanos estamos firmes defendiendo la Constitución.
No importa que el ministro de Interior, Monchi Fadul, pase los días conspirando para reformar la Constitución en vez de procurar proteger a los ciudadanos.
Entretanto, brilla Leonel Fernández, quien encabeza una gesta política similar a la defensa de la Constitución de 1963 que condujo a la Guerra de Abril.
En su 110 cumpleaños Juan Bosch está presente en dos dirigentes. Uno que lo niega y otro que lidera una tropa constitucionalista en defensa de su pensamiento político.
En todo este período resalta una causa popular. Estos dos años han sido de celebración de la Constitución. En los medios y las calles el pueblo rinde homenaje de respeto a nuestra Carta Magna.
Hasta ahora el pueblo reclama pacíficamente que no se toque la Constitución. Aunque contraten sicarios congresuales para asesinarla, no habrá pactos políticos pisoteando la Constitución.
A Danilo Medina miéntele la ley: ¡La Constitución no está en venta!
