Washington.- La mayoría republicana en el Senado de Estados Unidos aprobó en la madrugada de este miércoles la mayor reforma de impuestos en el país en décadas, lo que significa un importante triunfo para el presidente, Donald Trump.
La reforma, que debe ser nuevamente aprobada por la Cámara de Representantes antes de que el mandatario la pueda firmar, incluye rebajas fiscales por casi 1,5 billones de dólares (1,27 billones de euros). Con ello, los republicanos asumen un gran aumento del déficit público, en contra de lo que defendían en su programa electoral en 2016.
Trump reaccionó eufórico y escribió en Twitter que el Senado había aprobado la mayor rebaja de impuestos de la historia. El líder de los senadores republicanos, Mitch McConnell, la calificó como «un importante logro para el país».
La controvertida ley fue aprobada gracias a la ligera mayoría de los republicanos en la Cámara, por 51 votos a favor y 48 en contra. Los republicanos tienen 52 senadores, pero John McCain, que sufre un tumor cerebral, no participó en la votación debido a su estado de salud.
La Cámara de Representantes había dado luz verde a la ley en la tarde del martes, pero tres apartados fueron eliminados en el Senado por incumplir la normativa, lo que hace necesaria la nueva votación en la Cámara Baja, ya que ambas tienen que suscribir un texto idéntico.
Sin embargo, esa aprobación se da por hecha, ya que los republicanos cuentan en la Cámara con una holgada mayoría. Trump anunció que si la votación, como está previsto, se produce hoy, dará una conferencia de prensa.
Después de los reiterados fracasos en reformar la ley sanitaria conocida como «Obamacare», impulsada por el antecesor demócrata de Trump, Barack Obama, los republicanos necesitaban con urgencia una victoria como esa en algún gran proyecto legislativo.
Mientras que Trump y los republicanos calificaron de histórica la reforma, los demócratas critican que ahondará las desigualdades porque beneficia sobre todo a los más ricos. La propuesta hizo subir la Bolsa en los últimos días, pero en las encuestas es mayoritariamente rechazada por la población.
Manifestantes opositores presentes en el Senado gritaron «maten la ley, no a nosotros» cuando los senadores la aprobaron. La iniciativa rebaja los impuestos a las empresas y recorta también los tramos para los individuos.
La reforma prevé asimismo el aumento del mínimo exento para individuos y parejas, pero a cambio numerosos gastos ya no serán deducibles, lo que implica que es posible que algunos contribuyentes con ingresos medios acaben pagando más.
El tramo máximo para los ingresos más altos baja de un 39,6 a un 37% y los ricos se beneficiarán también de rebajas en el impuesto de sucesiones. Así, no tendrán que pagar impuestos si la herencia es inferior a los 22 millones de dólares.
Mientras que la reducción en el impuesto de sociedades no tiene fecha de caducidad, las de los individuos vencerán en 2025. Con ello se cumple con las normas presupuestarias, lo que hizo posible que el Senado aprobara con mayoría simple la reforma.
Una parte del paquete busca desmontar además la «Obamacare», porque establece que en 2019 se elimina la obligación de tener un seguro de salud para todos los estadounidenses. Eso permite a los no asegurados ahorrarse las multas y al Estado las subvenciones, pero dejará probablemente a 13 millones de personas sin seguro médico.
El comité fiscal del Congreso, una entidad independiente de los partidos, advirtió que los recortes de 1,5 billones de dólares previstos en la reforma podrían aumentar el déficit público del país en un billón de dólares en diez años.
Por el contrario, los republicanos opinan que la reforma se autofinanciará con el crecimiento económico que genere, es decir que aunque se pague menos, el aumento general hará que no se reduzcan los ingresos. Expertos independientes ven sin embargo esto con escepticismo. También es muy polémica la afirmación conservadora según la cual las rebajas fiscales a las empresas se traducirán en mejores salarios.
