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República Dominicana “el país de lo insólito” …


Por el periodista Salvador Holguín

Diciendo “Lo que otros Callan”

El destacado intelectual e historiador dominicano, Manuel Arturo Peña Batlle, en una de sus “lisonjas” al presidente y tirano Rafael Leónidas Trujillo, utilizó una expresión que cada día toma más fuerza y acierto, la misma reza de la siguiente manera: “La República Dominicana es un país insólito”. La verdad que lo es, y más afirmado por un erudito de excepción como él; profundo y conocedor del acervo cultural dominicano, y eficaz contribuyente de la satrapía trujillista, lo que posiblemente nunca imaginó es que esa lapidaria frase contenida en el discurso “La Política de Trujillo” en 1954, hoy tendría tanta vigencia.

Lo dicho por Peña Batlle de que somos un país insólito es confirmado por lo que reveló la encuesta Gallup la semana recién pasada de que el 42% de la población favorece que un descendiente del dictador Rafael Leónidas Trujillo, Ramfis Domínguez, sea candidato a la Presidencia de la República Dominicana para el 2020. Algo sorprendente y que procede a estudiar, es que, con apenas dos meses de iniciar oficialmente su campaña, ya está por encima de los candidatos principales de la llamada oposición, y la tendencia es a subir porque sigue concitando el apoyo del pueblo dominicano.

Qué explicación tiene que el nieto del jefe Trujillo, Ramfis Domínguez, tenga más simpatía y popularidad en la población que Minou Tavárez Mirabal, hija de dos héroes nacionales, Manolo Tavárez Justo y Minerva Mirabal, ambos fundadores del Movimiento Revolucionario 14 de Junio que buscaba el derrocamiento del dictador Leónidas Trujillo. Su madre fue una de las víctimas de la dictadura trujillista y su padre fue fusilado por el triunvirato que derrocó al gobierno legítimo de Juan Bosch en 1963, sus padres son considerados como mártires e ídolos de RD.

Es incomprensible que una hija de dos héroes de la patria como es el caso de Minou Tavárez, sea menos apoyada por los dominicanos que Ramfis Domínguez, descendiente del opresor Trujillo. No es que estamos en desacuerdo con las aspiraciones legítimas de Ramfis, ni muchos menos estamos de acuerdo con que se le quiera endosar las malas acciones de su abuelo, pero sí rechazamos la falta de patriotismo y solidaridad de los ciudadanos dominicanos, que en el caso de la especie deberían inclinarse por la descendencia de quienes han defendido la democracia y la libertad en la República Dominicana en los momentos difíciles.

No comprendemos por qué en este país el voto de los liberales siempre se dispersa y el de los conservadores es más coherente. Es insólito que el déspota Rafael Leónidas Trujillo tenga un peso electoral en el sector conservador dominicano y en una franja importante de la sociedad, lo que confirma que todavía el trujillismo ocupa un espacio político importante debido a que está insatisfecho con los gobiernos que le han sucedido después del presidente Joaquín Balaguer; Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina.


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