Por: Daygorod Fabián
Las derrotas pueden ser huérfanas, nadie quiere asumirlas y buscar un tercero que se adjudique la culpa resulta más pesaroso que menester.
Por eso es más fácil buscar la gloria pública advirtiendo que se ganó por la participación de actores, protagonistas de una historia de la que en verdad nunca formaron parte.
Así que es más propicio, ahora antes del día 6, esgrimir los argumentos o razones por los que considero que Leonel Fernández obtendrá una victoria contundente, en el proceso de primarias abiertas del PLD.
Navegar contra la corriente no es tarea fácil, pero ahí está el primer detalle: Leonel nunca ha estado contra la corriente, o sea luchando contra el gobierno, el gobierno tiene otros enemigos, de los cuales Leonel hábilmente se ha sabido apartar y usar en su favor.
Los enemigos del exponente que representa el gobierno (Gonzalo Castillo) no son Leonel y sus seguidores. Es el alto costo de la vida, el costo incrementado de los combustibles de más usos, el precio del dólar y su tasa cambiaria, la inseguridad ciudadana, la pobreza de soluciones para los productores agrícolas, solo por mencionar algunos problemas.
¿Pero cómo transferir todos esos problemas a frases cortas y que impacten a la población?
Ese ha sido el otro factor que favorece al Doctor Fernández. Mientras los funcionarios del gobierno exhiben riquezas y portentosas fortunas, despliegan grandes cantidades de vehículos lujosos y observan de forma desdeñosa a las clases más pobres, los problemas siguen ahí.
Por tal motivo cuando Fernández dice “luchamos contra la arrogancia y la prepotencia” no se equivoca. Una de las características, inclusive con sus propios compañeros de partido, que ha formado parte del bestiario danilista ha sido el trato arrogante hacia los demás.
Fernández ha logrado hacer de situaciones adversas puntos fuertes de partida. Cuando el sector de gobierno se quería imponer con las primarias abiertas, fundamentados en la tesis de que se modificaría la constitución y Medina podría usar recursos públicos para aplastar a Fernández, éste aceptó la nueva nomenclatura y derrumbó el plan de ensimismamiento.
Todas las mediciones marcaron una tendencia: el 70% de la población rechazaba la reelección. Sin embargo, no existía una figura, en el espectro opositor, que canalizara electoralmente ese desacuerdo. En ese momento Fernández, que sabía no tenía posibilidades a lo interno del partido, pues el control estructurar lo posee Medina, se lanzó con el pueblo a las calles.
Ese mismo 70% lo apoya para el proceso de primarias del PLD. Y efectivamente ese mismo porcentaje, rondando, será el que obtenga el tres (3) veces presidente.
