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Presidente Medina: Premio Nobel a la ingratitud


Por: José Lois Malkun

Hay que ser muy ingrato, malagradecido y desmemoriado para escuchar al presidente Medina decir que Leonel Fernández no lo ayudó a ganar las elecciones del 2012, y peor aún que se alió con Hipólito Mejía.

Presidente Medina usted ha gobernado 8 años gracias a Leonel. Usted perdía por 10 puntos de Hipólito tres meses antes de las elecciones del 2012 y no tenía ninguna posibilidad de vencer a su contrincante.

Su discurso cargado de ira y resentimientos no puede desconocer ni desmentir un hecho histórico que el 100% de los dominicanos con sentido común reconocen y recuerdan como si fuera el día de ayer.

Hipólito Mejía hubiera arrasado en las elecciones del 2012, sino fuera por los miles de millones que Leonel derrochó para ayudarlo a ganar.

Recuerde que el déficit fiscal de ese año se remontó a la cifra jamás vista de 8.5% del PIB (más de RD$200 mil millones). Y haciendo un cálculo conservador, de ese monto al menos RD$50 mil millones de pesos se usaron para llevarlo a usted a la presidencia.

Usted estaba muy lejos de vencer a Hipólito y solo por el Estado, que una vez lo venció, según sus propias palabras, en el 2012 usted alcanzó la presidencia por ese Estado.

Tenga cuidado, mucho cuidado presidente porque lo que pasó el 6 de octubre no se va a repetir en mayo, se lo aseguro. No cante victoria antes de tiempo y no se lleve de esos alacranes que le rodean, de esos buitres que se creen dueños del país.

Su discurso, jamás podrá cambiar la historia como tampoco cambiará el hecho de que en un futuro muy cercano su dinastía llegará a su fin.

Es una pena que usted no tuviera la visión y el valor de los grandes gobernantes de impulsar las reformas que el país necesita. Le dio la espalda a la reforma fiscal en el mejor momento para hacerla realidad.

Jamás se interesó por adecentar el Estado dominicano y más bien lo redujo a cenizas convirtiéndolo en un elefante blanco, cargado de corrupción y de botellas y nominillas con fines electorales.

La reforma del sector eléctrico, el Código Laboral, le reforma del sector salud y otras tantas que se necesitan con urgencia fueron echadas en el saco del olvido.

Prefirió violentar la institucionalidad mediante las llamadas “visitas sorpresas” creando una estructura paralela para promover su reelección desde el mismo día que asumió el poder.

El llamado FEDA, una entelequia que debió desaparecer hace décadas, fue usado como punta de lanza para su campaña proselitista a través de las “visitas sorpresas” y nadie sabe los resultados obtenidos por el financiamiento de cientos de proyectos que no se sometieron a ningún control y seguimiento. Miles de millones repartidos con muy poca credibilidad.

No se puede gobernar al margen de su propia estructura de gobierno ni haciendo prevalecer el interés personal sobre el institucional porque los resultados son, al final de cuenta, un verdadero fracaso. Sino mida la agricultura de hoy con la de 20 años atrás y vera que todo fue un sueño.

Su gobierno, en la lista de buenos y malos, no lo decidirá usted ni su círculo de ambiciosos funcionarios, sino que será la opinión del pueblo dominicano.

Reconozco que ha tenido logros, como el 4% del PIB a la educación y el mantenimiento de la estabilidad económica a base de un gran endeudamiento, pero pudo hacer muchísimo más si su obsesión por el poder no lo hubiera obnubilado.


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