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Los adulones resultan para los vivos, lo mismo que los cuervos para los muertos


Por: Cristian Hidalgo

Debo iniciar este escrito con la nefasta convicción de que muchos de los lectores que amablemente me honran con su seguimiento, sentirán en sus líneas como si fuese un traje a su medida; el vidrio líquido del trago que beberán destrozará su garganta con tan amargo que les sabrá. De todos modos, con su venia me permito hacerlo citando una frase muy conocida por todos, que dice: “los adulones son tan devoradores para los vivos, lo mismo que los cuervos para los cadáveres”.

A ellos nos los encontramos a diario en todo momento, pero no en cualquier lugar; usted puede llamarles “pica pica”, lisonjeros, alabanderos, sicofantas, aduladores o cualesquiera otros epítetos que le surja en el momento. Igual que en los cuerpos armados, se clasifican por los rangos que ostentan, desde los que persiguen los vehículos de sus víctimas en busca de lograr RD$50 o RD$100 para “un pase”, los que pretenden de RD$4,000 a RD$10,000 para la goma del carro, la batería, pagar la casa, pagar el arrendamiento de su medio de chantaje, etc; hasta los más encumbrados de categoría nacional que llegan a cimeras posiciones con onerosos salarios del erario.

No importa el rango que ostenten, al final no son más que escorias, coprófagos de paga y manda, testaferros de la injuria, fracasados de sus sueños, suicidas de su propia impertinencia, acreedores de la maledicencia, verdugos de lo decente, iracundos infelices, sicarios de la prudencia, chapuceros del lenguaje, traficantes de la animadversión, musas del resentimiento, triciculeros del letal veneno que corroe el alma de sus víctimas. Algunos de esos “cuervos” llevan un cáncer en sus almas con metástasis en el cerebro, porque se llenaron de odio y rencor hacia los demás, y en ese mundo se quedaron acorralados.

En un diálogo con una persona amiga, actual funcionaria de este gobierno, víctima de ese terrible mal, le preguntaba: –¿Y cómo es que usted soporta tanto? a lo que me respondió: “-Decía un gran personaje, que en política nunca se barre hacia afuera; esos facinerosos se creen los grandes asesores o personajes, te pintan escenarios que se requiere tener bien puesta la cabeza para no sucumbir ante tantos elogios; no te suman ni su propio voto, pero pueden restarte decenas; además te enteran de todo cuanto sucede en casa del adversario”. Me dejó entender que en política es un mal necesario.

Lo he podido comprobar porque son inquilinos de cuatro años; si usted sospecha de algunos de los del patio, coloque su nombre entre comillas y haga de Google su mejor delator; los verá de luna de miel del 2004 al 2012 con ese grupo de poder y profiriendo los cinco mil improperios en contra de los que hoy usufructúan las mieles; son los mismos que usted los lee actualmente en las redes sociales satanizando y maldiciendo a los que ayer fueron sus dioses, porque sus altares de hoy están ocupados por los santos del momento; pero grábelos para que los vea a partir del 2020 llamando “gusanos” a los santos de hoy.

Me enerva esa actitud de algunos; los veo en las calles, en las plazas, en las redes sociales; y en definitiva es un mal con el que lamentablemente debemos acostumbrarnos a pernoctar; lo peor de todo es que me desagradan tanto que de ellos no me interesa ni siquiera su saludo, pero son tan ignorantes, se creen tales personajes que aun leyendo este escrito piensan en otros de sus colegas, pero no se dan cuenta que no son más que “los adulones que resultan para los vivos, lo mismo que los cuervos para los muertos”.


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