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La misma estrategia defensa en los casos Yuniol y el sacerdote


Por: Robert  Vargas y Julio Benzant

Los asesinatos del abogado y profesor universitario Yuniol Ramírez y del monaguillo víctima de un sacerdote gay tienen una asombrosa coincidencia: en los dos casos se ha tratado de desacreditar a los muertos tachándolos de extorsionadores, con lo que los auspiciadores de esa estrategia de defensa pretenden justificar los crímenes.

En el caso de Ramírez, fueron las autoridades, específicamente la Procuradora Fiscal Olga Diná Llaverías, quienes colocaron en primer plano la presunta extorsión de este abogado al dirigente peledeísta y ex director de la OMSA Manuel Rivas, con lo que ella dio el primer paso en esa dirección, la que ha sido continuada al dedillo por comunicadores y medios que aparentan tener los mismos propósitos.

Desde el punto de vista de esta estrategia, lo realmente importante es desacreditar a Yuniol para dejar el camino libre a una potencial salida del expediente de Rivas o permitir que el caso se diluya con el tiempo, tal como ha ocurrido con el caso de otro dirigente peledeísta, alcalde de Bayaguana, imputado de ser el autor intelectual del asesinato de un regidor del PLD.

Ese alcalde ya está en libertad, a pesar de la conmoción que generó el crimen y de los golpes de pecho que se dio el PLD “exigiendo justicia”.

En lo que se refiere al sacerdote gay, las autoridades policiales y del Ministerio Público pretendieron mantener en secreto el hecho de que el religioso había asesinado a un monaguillo.

Cuando no pudieron ocultarlo más, entonces “filtraron” a la prensa la información de que el monaguillo supuestamente extorsionaba al sacerdote.

Es la misma estrategia.

La lectura rápida del expediente preliminar muestra cómo Manuel Rivas, quien había sido denunciado por Yuniol, es escasamente mencionado a pesar de ser él el supuesto extorsionado.

En el entorno de los medios de comunicación acostumbrados a cubrir los hechos de esa fuente de noticias, ya brotó la sospechas de que con el paso de los días, cuando surja otro escándalo, varios de los imputados saldrán en libertad, tal como sucedió con el síndico de Bayaguana.

Y colorín colorado….Quizás esta vez el final del cuento sea distinto, no porque sectores de poder lo impidan, sino porque las redes sociales lo han hecho suyo.


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