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Incertidumbre Política


Por: Luis González Fabra

A dos años de las elecciones para elegir un nuevo gobierno los dominicanos nos debatimos en la incertidumbre de lo que políticamente nos espera en el corto plazo.

Los dos partidos donde se agrupa la mayoría de los electores, el partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el partido Revolucionario Moderno (PRM) tienen su cúpula erosionada por acusaciones de corrupción a niveles escandalosos.

Él PLD tiene al secretario de Finanzas, Víctor Días Rúa, acusado de soborno, enriquecimiento ilícito y lavado de activos por la Procuraduría General de la República en el caso de la Orderbreth. Y su secretario de Organización, Félix Bautista, condenado por la opinión pública y liberado de ir a juicio ante un tribunal por sentencia de un juez de la Suprema Corte de Justicia, el departamento del Tesoro de los Estados Unidos de América lo acusa de corrupción en Haití atribuida a la construcción de obras públicas y diligencias dolosas para agenciarse contratas. Le congela sus cuentas en ese país.   Le cancela la visa a él y su familia y prohíbe toda relación de negocio con Bautista y sus empresas.

El PRM por su parte tiene a su presidente Andrés Bautista y al secretario General Jesús Vásquez Martínez (Chu) imputados en un voluminoso expediente como recipientes de los sobornos de Orderbreth para influir en la aprobación en el Senado de contratos favorecedores de la empresa brasileña.

La ley de partidos políticos después de año y medio de dar vueltas en comisiones legislativas y salones de reuniones diversas, fue aprobada por el Senado pero en la cámara de diputados los dos grupos hegemónicos que controlan el PLD no se ponen de acuerdo en cuanto al tipo de primarias que debe prevalecer. Y ahora está sometido el proyecto a una muerte lenta a la vista de una población que mira con ojos de asombro la incapacidad para el dialogo de nuestros supuestos líderes.

La gente se da cuenta que lo que se discute allí no es cual modalidad conviene al ejercicio y crecimiento de la democracia, se trata de que cada grupo quiere imponer su punto de vista para de la misma forma seleccionar e imponer los candidatos a puestos electivos y darle continuidad al caudillismo partidario.

En el PRM pocos piensan en la necesidad de fortalecer el partido para aprovechar las debilidades del PLD en el poder y resaltar las fallas y lacras del gobierno para conseguir su salida del Palacio Presidencial en las elecciones de 2020.  Al parecer el PRM hay más gente trabajando por y para sus aspiraciones individuales que para hacer de la organización una entidad realmente moderna y capaz de hacer una oposición de calidad.

Es mucha la gente que esta desencantada de los agentes políticos actuales y de su forma de trabajar la política.

Hay cierto nivel de cansancio e insatisfacción en la población.

Hay hastió de tanto ver a los mismos con el mismo mensaje y las mismas promesas. No aportan nuevas ideas y soluciones a los problemas ya viejos.

Cada día las instituciones son más débiles porque aumenta el irrespeto hacia ellas y lo que representan.

Impera el desorden en todas partes. En la calle. En los ministerios. En la justicia. En los ayuntamientos. La desorganización nos arropa. La incapacidad nos agobia. La corrupción es un velo gris que arropa a toda la sociedad.

La sensación generalizada es que no hay opciones a la vista. Habrá que escoger entre los visibles disponibles.

Lo más desesperados miran hacia una solución autoritaria, lo que sería fatal. Otros esperan que la dinámica social provea un líder creíble, honrado, innovador, demócrata y con carácter para enfrentar la reorganización del país.

Mientras tanto, la sociedad se desgarra entre feminicidios y embarazos de adolescentes. Alta mortalidad infantil y materna. Importación de alimentos que podemos producir. Corrupción oficial. Drogas y tráfico de armas. Inmigración ilegal. Un congreso inoperante.  Una justicia al servicio del poder político. Unos políticos al servicio de sus intereses.

Hasta cuando durara esta situación que no falta quien pretenda prolongarla por repetición o regreso, ignorando que los pueblos se cansan de sus verdugos y cuando esto pasa recurren a la vitalidad social que les es inherente para producir los cambios que necesitan.


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