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Haitiano trae a sus 29 hijos a vivir a RD; agradece al Gobierno por recibirlos en las estancias infantiles


Santo Domingo.- El nacional haitiano Eduardo Valdez, trajo a sus 29 hijos a vivir a la República Dominicana con el fin de brindarles una mejor calidad de vida, por lo que agradece al Gobierno de Danilo Medina que los hayan recibido en las estancias infantiles.

No solo las parturientas haitianas traen a República Dominicana a sus crías para que tengan un mejor estilo de vida de este lado de la frontera, aunque igual vivan en la miseria. Hay hombres que llevan años haciéndolo atento a su doble nacionalidad.

El caso de Eduardo Valdez, de 52 años, es uno de tantos. Es padre de 29 hijos, de los cuales 18 son mellizos, para completar nueve pares de doble gestación. Los ha tenido con siete mujeres, y podría seguir teniendo porque está viudo y aún joven para procrear.

Los niños más pequeños de Eduardo, que son mellizos (hembra y varón), están en el Centro de Atención Integral de la Primera Infancia (Caipi), de Jimaní. Nacieron justo en la puerta de la frontera que une a Haití con República Dominicana, en esa provincia.

“Cuando mi esposa estaba de parto, la traíamos a dar a luz de este lado, pero la puerta de la frontera estaba cerrada y dio a luz ahí, donde murió porque tenía problemas de salud”, revela Eduardo, con una aparente nostalgia.

Al ofrecer este dato, no buscó culpable. Al parecer sabe que el asunto no se debió a que encontraron la puerta de la línea cerrada, sino a que de aquel lado de la frontera las respuestas de salud pública no son las necesarias para atender a la cantidad de mujeres parturientas que hay en Haití, y que las que hay no son de fácil acceso.

Un caso curioso

Los 29 hijos que tiene Eduardo los concibió con siete mujeres. Cuatro tuvieron los mellizos. Se estrenó como padre con un parto de dos y sus niños más pequeños, que hasta ahora son los últimos, también son mellizos.

Su caso es curioso, como también es raro ver la alegría y el orgullo que tiene por haber procreado tantos hijos. “Y puedo tener más porque la madre de mis hijos falleció y estoy joven para quedarme solo”, dice, sin descartar la posibilidad de seguir convirtiéndose en un caso insólito.

El hecho de que le gusten mucho las niñas, como lo afirmó, también promete que tendrá más, pues de sus 29 hijos solo cinco son hembras. Hay 24 varones.

Dos de las mujeres tuvieron tres embarazos de dos. Cada una seis hijos. Una tuvo dos para un resultado de cuatro hijos, y una solo tuvo un par de hijos. En total, nueve pares de mellizos que equivalen a 18 hijos. Los otros 11 hijos los tuvo con tres mujeres.

Se siente muy joven y con mucha fuerza para seguir lidiando con niños. Sus últimas crías solo tienen tres años. Los mayores rondan los 30 años, y como él mismo asegura “Dios me ha premiado. Tengo hijos que son doctores, abogados, y hay enfermeras”.

No tiene nietos todavía, pero al parecer no le hacen mucha falta, pues con sus crías de tres, puede jugar al abuelo, admite.

Nacionalidad dominico-haitiano

Eduardo Valdez cuenta su historia como si quisiera gritar a los cuatro vientos, como se dice comúnmente: ‘un buen padrote’. No todo el mundo a los 52 años alcanza una vida tan prolífera en cuanto a la paternidad, menos en tiempos tan difíciles y en un lugar tan vulnerable, como lo es la frontera entre República Dominicana y Haití.

El jura y perjura que es dominicano. Sin embargo, su idioma lo traiciona. “Sí, yo soy dominicano, mi mamá sí es haitiana, vive en Ocoa, pero yo no, yo nací en Baní”, asegura.

Tiene una casa en Haití, pero por lo que cuenta sus pequeños residen de este lado, en Jimaní, para ser preciso, pues están en el Caipi, una acogida que agradece. “Yo le agradezco mucho a Danilo Medina. Mis hijos están ahí y me lo cuidan, me están ayudando con ellos porque no tienen a su mamá, como les conté”, dice Eduardo.

Un caso de tantos…

Eduardo cruza la frontera con normalidad. “Yo tengo mi casa de aquel lado”, dijo señalando hacia Haití. Evidentemente reside entre los dos países, pues sus niños más pequeños, que ya se dijo que son mellizos y tienen tres años, son de los 226 infantes que conforman uno de los Caipi que hay en Jimaní.

Este hombre es dueño de un caso tan poco común, no por la cantidad de hijos que tiene, sino por tener 18 de ellos producto de los embarazos múltiples de las cuatro mujeres con las que los tuvo. Es de hablar rápido, y de movimientos acelerados, pues mientras ofrecías las informaciones se apresuraba a montarse en el motor que habría de cruzarlo al otro lado de la isla.


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