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Es política de género, no ideología de género


Por: Millizen Uribe

En el debate suscitado por la orden departamental 33-2019 del Ministerio de Educación, que establece como prioridad diseñar e implementar una política de género, quienes estamos favor y quienes están en contra no hablamos de lo mismo.

Quienes estamos a favor defendemos que el sistema educativo aporte a una sociedad con menos violencia, menos feminicidios, más derechos y participación de las mujeres, y para eso la educación con equidad de género es clave.

Quienes están en contra refieren conceptos, palabras y realidades que no se encuentran en la orden departamental, en las realidades del país o en el discurso de las más de 30 organizaciones académicas, sociales, culturales, de salud, religiosas y femeninas a favor de esta resolución.

Por ejemplo, usan el término ideología de género, concepto confuso y peyorativo, reivindicado constantemente por sus mismos opositores. La realidad es que el documento habla de hacer políticas de género, no ideología de género, y eso no significa cambiar la orientación sexual de nadie, ni modificar la composición familiar, sino establecer políticas públicas (que es la función del Estado) reformas legales, programas y servicios para que hombres y mujeres tengan acceso más igualitario a derechos y participación.

Habla de enfoque de género y esto es análisis y perspectivas que ponen en el centro la categoría género (construcción social de varones y mujeres), para identificar las diferencias de condiciones, necesidades, participación, acceso a recursos y desarrollo, poder de toma de decisiones, etc.; entre hombres y mujeres.

Muchas veces esas diferencias, que constituyen violaciones graves de derechos fundamentales, se hacen en base a estereotipos de género (creencias arraigadas de cómo son y qué deben hacer varones y hembras), por eso la orden departamental habla de desconstrucción de estereotipos. ¿Significa esto que “se incitará a la homosexualidad y las niñas usarán ropa de niños y los niños de niñas”? ¡No!

Significa que el sistema educativo aportará a desmontar creencias que perjudican los derechos de niños y niñas, de hombres y mujeres como: el lugar obligatorio de las mujeres es el hogar, ellas son amas de casa; al hombre le toca trabajar fuera y mantener económicamente el hogar; las mujeres son débiles, pasivas y lloronas, los hombres son fuertes y valientes; las mujeres deben cuidar los hijos, los hombres no atienden muchachos.

Y finalmente, el objetivo de esta orden departamental es lograr la igualdad de género y la equidad de género. Todo esto porque entendemos que las diferencias biológicas no justifican diferencias de derechos, acceso, participación.

Por lo que, esta orden departamental es clara y todo lo que vaya más allá es tergiversación, “gadejo” y el deseo irresistible de negarse al cambio para seguir gozando de los privilegios de un sistema machista y patriarcal por demás.


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