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El nepotismo y el Gobierno


Por: Santos Aquino Rubio

En los últimos años, luego de la dictadura trujillista, la práctica del nepotismo en el Gobierno ha sido una constante, pero en la medida que pasa el tiempo, es más lesiva a los intereses de una Nación cada vez más endeudada.

En la gestión del presidente Danilo Medina, al parecer, han sido aprovechados todos los espacios para colocar a familiares y allegados a los funcionarios de medio y alto nivel en la cosa pública, sin dejar margen a los demás ciudadanos que tienen igual derecho a servir que los del partido en poder.

Hermanos, hijos, esposos, compadres, padres, nietos, amigos y parientes cercanos, no importa la capacidad o experiencia, se han hecho dueños de las instituciones públicas sin que nadie diga nada. Sus acciones no son sancionables porque son intocables para las autoridades coercitivas y la Justicia, por lo que para ellos el resto de la sociedad no cuenta.

El Congreso, las oficinas públicas, la Justicia, los altos mandos militares y policiales se han contagiado, provocando el ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres, así como la pobreza extrema.

Un área como los medios de masa considerada preservada, también ha sido permeada y corroída. Los servicios de prensa y de publicidad están en manos de los políticos allegados al Gobierno, estén o no formados, dejando sin la esperanza de empleos a muchos profesionales calificados.

La publicidad en el Estado también ha sido colocada en esa carpeta y solo se les concede a los medios de su simpatía y se reparte entre ellos mismos para engrosar el patrimonio de los comunicadores y periodistas del partido.

Con honrosas excepciones, la publicidad solo va a los programas cuyos dueños o productores están en los departamentos de Comunicación de las instituciones. Se intercambian unos a otros, sin que nadie más tenga acceso.

Esto así, como si el gobierno del Estado fuera solo suyo. Los demás dominicanos no tienen derecho alguno y, aunque la práctica del nepotismo es antiética, para los detentadores del poder eso no cuenta.

 


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