Por Pablo McKinney
Al contrario de 2016, esta vez el PLD hizo todo lo posible para perder el poder, y el PRM hizo lo imposible por alcanzarlo.
Uno, con el desgaste que producen 20 años de poder, descuidó la unidad, no frenó la corrupción, -(que en 176 años no ha frenado gobierno alguno)-, toleró humillaciones contra un paradigma de la dignidad de la mujer dominicana, y de paso indignó a una clase media (cuyo nacimiento había prohijado con la estabilidad económica de sus gobiernos) y que, por ser clase media tiene tiempo para indignarse por los temas éticos e institucionales. Lo anterior opacó sus avances en la lucha contra la pobreza, la desigualdad social o el analfabetismo. Si algo faltaba, uno de los padres de la criatura prefirió que esta fuera partida por la mitad si él no la criaba, y ahí mismo decretó el fin del proyecto político del PLD. Sin unidad no hay victoria.
Hecha su tarea, hoy el PRM que hace cuatro años era apenas un PRD-Mientras tanto, llega al poder de la mano del voto popular, y el abrazo del “áspero norte” que, como en 1978, entendió que ya el modelo PLD no le era útil porque “muertecito de éxitos”, de tanto poder acumulado llegó a creerse el mito de la independencia nacional, al punto de “atreverse” a comprar jets Tucano brasileños habiendo Boeing estadounidenses, o a establecer relaciones con China sin la autorización de un departamento de Estado que, ahora anda por las patrias olvidadas de la América morena y mestiza, como si fuera el Marcel Proust de todos los imperios… “En busca del tiempo perdido”.
El cambio ha llegado, y por el excelente discurso en fondo y forma del presidente Abinader, y la calidad personal y profesional de una buena parte de los nuevos funcionarios, (además de una juventud que no tiene derecho a fallarle a su generación), digamos que es esperanzador: Como tantas otras veces, la voluntad popular se ha entregado, enamorada, a los brazos tiernos del amado en azul, como ocurrió en 1978 en blanco o en 1996 en morado, ay, “quién pudiera tenerla en sus brazos sin caer en sus manos”.
El PRM quería el poder y ya lo tiene. A ver ahora qué va a hacer con él. Por el bien del país que somos todos, que Dios le ampare y las caderas de la María Magdalena le inspiren. Amén.