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¿Dónde están los de aquí?


Por: Pedro René Almonte

Cada país tiene, o desea tener sus héroes en los tiempos actuales; los seres humanos aprendemos con una guía, con un patrón y hasta para hablar cuando somos niños lo hacemos escuchando a nuestros padres; quiere decir que aprendemos lo que vemos; aprendemos lo que escuchamos. De la misma manera cuando somos adultos queremos tener un referente a quien seguir; necesitamos un héroe a quien admirar.

En el caso de Chile, para agosto del año 2010 necesitó de sus héroes; aquellos que tuvieron la difícil tarea de rescatar a los “33”, todavía recordamos esos 33 mineros que estuvieron atrapados poco más de dos meses por el derrumbe de una mina en Copiapó (Chile). Un evento tan seguido por todo el mundo, que hasta un documento audiovisual fue producido rememorando dicha hazaña; se podría decir que eso que pudo convertirse en una desgracia, sirvió para que el mundo entero pusiese los ojos en Chile.

Asimismo, ocurrió en Tailandia hace unos días, cuando unos niños y su entrenador de futbol quedaron atrapados en la cueva Tham Luang al norte del país; los “12” y su entrenador también fueron rescatados, aunque sus héroes eran importados, igualmente son sus héroes.  Francia desde ayer tiene nuevos héroes, sus jugadores de futbol de la selección nacional, quienes conquistaron la copa mundial Rusia 2018.

Por otra parte, yo comencé un viaje imaginario para encontrar a los héroes de aquí (RD); inicié buscando en nuestra frontera con Haití, allí me encontré con militares que cambiaban el amor y el respeto a su Patria por echarse algo de dinero a los bolsillos, intenté hablar con los superiores de estos “personajes imaginarios” y me llevé la sorpresa… el asunto era consentido y negociado. Seguí mi búsqueda con afán y esperanza, “loco” por encontrar nuestros héroes, caí en la Policía Nacional; lo que vi no fue diferente a lo anterior, pude percibir que los “buenos” también eran “malos”; que el bueno le daba un “tumbé” al malo, que el “bueno” mataba al “malo” porque no pagó el peaje. Hasta asociaciones se efectuaban entre los “buenos” y los “malos”; lo que me ponía a pensar que nadie estaba seguro. La búsqueda no terminó ahí y decidí seguir buscando, fui a la banca, allí me encontré con que los “banqueros” se habían adueñado del sistema de seguridad social, y con las AFP y las ARS habían hecho el negocio del siglo. Mi empeño tras la búsqueda de nuestros héroes fue tal, que fui a buscar en el Congreso Nacional; mi intención fue buena, pero de ahí salí como el chavo del 8 y su “perro arrepentido” con el hocico partido y con el rabo entre las piernas. Mucha gente, con mucho poder y con poca conciencia sobre sus funciones y el rol de representante para con sus comunidades; mucha gente pensando en resolver sus propios problemas y los del país engavetándolos; más bien incentivándolos. Pensando yo en este escenario recreado por mi imaginación, me hice la pregunta siguiente: ¿cuándo todo esto exploté, para dónde se irán aquellos privilegiados?

Finalmente, ya cansado de buscar nuestros héroes, cabizbajo, preocupado y desilusionado, decidí no buscar más, y me fui caminando hacia mi casa; en el camino me encontré un hombre “quedado” con un problema mecánico en su carro y vi a un dominicano detenerse y prestarle ayuda sin cobrarle; vi una joven veinteañera ayudando a cruzar la calle a un anciano; vi a una pareja de novios entregar a un niño perdido que sus padres buscaban. Mi preocupación y mi desilusión desaparecieron cuando encontré todos esos héroes en nuestras calles; exclamé con sonrisa en los labios: ¡Los héroes somos nosotros!

 

 


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