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Central Romana la empresa «contaminante» del Este; Medio Ambiente mantiene el silencio


La Romana.-El Central Romana es un emporio muy poderoso sino el más poderoso de nuestro país y no se entiende como no han invertido dinero, recurso, tecnología para impedir la deplorable contaminación a las playas y los pobladores de la Romana, es una empresa con poder, que como ninguna otra estructura económica influye más en la sociedad y en el Gobierno.

En República Dominicana, ni Medio Ambiente como órgano regulador, ni las organizaciones que luchan por el medio ambiente y los derechos ciudadanos han podido impedir que la Cachipa, el humo, esas partículas o residuos producto de la quema del bagazo en el ingenio, en la producción de furfural del Central Romana dejen de provocar muerte, desolación y abandono de sus viviendas a cientos de familia.

“Yo vivo al lado del Central hay días que eso es insoportable (depende como este el viento) y lo peor de todo es la maldita cachipa, en el sector donde vivo hay un gran número de viviendas vacías, que afecta a la familia, a la persona y la plusvalía de las residencias cercanas”, explicó Rafael Gutiérrez.

Se hace evidente que el humo, la Cachipa afecta a los habitantes, le impide una convivencia sana y tranquila, además de afectar la salud de jóvenes, niños y ancianos, en todos los países del mundo donde las ciudades se han formado alrededor de núcleos industriales, para poder cohabitar con esos inconvenientes se recurre a altas medidas técnicas que impide esas contaminaciones, se formulan propuestas de solución por parte de los gobiernos nacionales y de las propias empresas contaminantes.

Es deber del Ministerio de Medio Ambiente ante la contaminación del aire con la presencia de sustancias o formas de energía que alteran la calidad del mismo y causan riesgo, daño a los seres humanos y su bienestar, intervenir e impedir que estos se produzcan.

El central Romana lanza La cachipa que no es más que el bagazo de la caña, pero cortado en partes minuciosas y salen por las chimeneas con el humo mesclado, eso se le mete en los ojos,  a los que viven alrededor, y cuando el viento sopla en dirección opuesta o en dirección a la ciudad ahí está el grito de la gente, tienen que andar con los ojos cerrados. Mucho humo con muchas pajas pequeñas un gran inconveniente para los habitantes.

Los habitantes denuncian que ahora precipitan la cachipa con agua y la vierten al mar, “además de acabar con nuestras casas y con la vida de nosotros, también están acabando con las playas, los peces y los corales y nadie, y nadie hace nada, es una burla al pueblo de la Romana y al país”, denuncian impotentes.

Porque no colocan filtros adecuados para reducir a su mínima expresión la emisión de CACHIPAS. Las cachipas pueden llegar hasta 6 o 7 kilómetros de distancia dependiendo del viento y del calor. Mientras más calor hace, más alto vuelan. Son tan pequeñas como la pata de una hormiguita y duelen tanto como un pedazo de block en el ojo.

¿Cuándo actuará el Ministerio de Medio Ambiente y su flamante ministro, Domínguez Brito?


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